martes, 15 de noviembre de 2022

Huximenas

-¿Todos tienen su  lista? –


- Si.-
- Si.-
- No.-
- Si.-
-No.-
- Si.-
- Si.-
- Creo que si.-


- Bueno los que ya tienen la suya y no necesitan mas nada, pueden ir empezando –  Dijo José desde una suerte de tarima.


Así empezó todo, una loca idea que se cayó sobre la cabeza a un Don nadie adicto a los dibujitos animados,  ahora él es el que se dirige a todos nosotros con las ideas y palabras mas claras y concretas que la lengua  hispana tenia para ese entonces. Un gran esfuerzo hecho para guiar el  gran “ Safari ”.


Martin y yo fuimos los segundos en responder que estábamos completamente listos y expectantes, así que emprendimos nuestro camino de inmediato y para cuando atravesamos la arcada del  túnel que nos tocaba,  José estaba reuniéndose con los que respondieron después que nosotros, mientras iba llegando la pareja que dijo “No” y mientras que los indecisos se cuestionaban cual de ellos iba a asumir la culpa por el equivoco, que todavía no estaban seguros de haber cometido.


Realmente eran tiempos complicados  y extraños:  José había decidido vivir bajo tierra y vestirse con pieles de pobres perros que habían sufrido la muerte cerca de alguna alcantarilla que llevaba a su inframundo, coleccionaba televisores rotos para usarlos como antorchas e iluminar con imágenes lluviosas de “No signal” y a tres pueblos de distancia, para el sud-oeste de donde nos encontrábamos, alguien había decidido no tocar el suelo (nunca supe si había podido lograrlo y menos que menos, si había llegado a reclutar una secta como la nuestra).


En fin, ahora éramos solo Martin y yo. Él era un muchacho 3 años mayor que José y yo tenía aproximadamente 1 año más que el hermano de José, difunto en nuestro último “Safari”.
 

Habiendo comenzado ya la travesía, mi pequeño compañero ya estaba leyendo la lista de objetos a conseguir, la motivación era el suculento premio que nos esperaba: Una bota repleta de Huximenas. Las mejores esponjas para asfixiar las tristezas y dar vida a las alegrías. Toda una ración para año completo.
 

Aquí empieza lo raro, la lista estaba conformada por objetos de la superficie. Martin leía y yo me preguntaba mientras como puede ser que alguien las haya inventado:


1)    Dos desodorantes para mujer.
2)    Una  púa para Guitarra.
3)    Una botella de vino.
4)    Un par de cordones para zapatillas.
5)    Tres tenedores.
6)    Un bombo.
7)    Dos paraguas.
8)    Gorra de Policía.

Está demás decir que la lista era inaudita, por lo menos para nuestras profundidades subterráneas.
Al  salir a la superficie encontramos un “supermercado”, lugar donde los seres que pisan la corteza,  consiguen sus objetos a cambio de dinero. Ahí matamos fácil 5 objetos de la lista sin mayores complicaciones más que las que nos genero no tener dinero para sacarlo de ese lugar. Así que nos ganamos una corrida de un oriental a lo largo de 5 cuadras. El bombo y la púa para guitarra la conseguimos de una casa de instrumentos raros para nosotros, tanto como lo son la guitarra y no tanto el tambor.

El último objeto fue sin dudas el mas difícil, policías no faltaban, ahora policías que descuiden sus gorras  era prácticamente equivalente a que alguien deje abandonada su Huximena.  Así que procedimos a robar algo cerca de uno de estos uniformados y cuando llegamos a un callejón sin salida, nos mimetizamos con la pared y lo sorprendimos de costado matándolo a palazos. Tarea cumplida.

Tiramos el cuerpo de ese ser despreciable por ahí y nos fuimos contentos a nuestro mundo subterráneo. La mejor sorpresa que nos ganamos fue cuando llegamos al punto de partida y otra pareja ya había conseguido toda la lista. Sin duda la de ellos era mas fácil que la nuestra. Vale aclarar que eran todas listas diferentes. Desilusionados con Martin, tiramos todos esos objetos estúpidos al basural donde otros ya habían dejado sus cosas raras, pero nos guardamos el bombo.  Sin ganas de hacernos más mala sangre, volvimos a nuestra casa cantando y golpeando ese hermoso instrumento.

Otra vez será Martin, otra vez será.
 

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